Se trata de locuciones propias de la lengua de signos española (LSE) compuestas por una única expresión (un solo signo) cuyo significado no se deriva del signo en sí, sino que se deduce del contexto en el que se produce, permitiendo modificaciones en la estructura gramatical de un texto signado para hacerlo más flexible. En este sentido, estas expresiones son signos arbitrarios; esto es, no guardan relación con su referente o la idea que evocan.
Estas expresiones poseen un conjunto de rasgos lingüísticos, semánticos, pragmáticos y culturales propios de la LSE que no se dan en otras lenguas. De hecho, las estructuras morfosintácticas con las que se suelen manifestar este tipo de expresiones hacen que muchas de ellas no se puedan interpretar de manera literal a una lengua oral.
A este tipo de expresiones también se las conoce como modismos.
Poseen una serie de propiedades o características lingüísticas (se trata de una serie de propiedades que estas expresiones poseen en su conjunto para ser consideradas como tales):